“Agile” ha entrado definitivamente en nuestras compañías, en esta práctica cada vez más extendida se encuentra la solución a los retos en contextos con requisitos muy variables, donde se requiere mucha innovación y es necesaria la creación de equipos de alto rendimiento y especialización.
Como consecuencia de la irrupción de Agile en las empresas, cada vez es más creciente la necesidad de poder escalar las soluciones de agilidad. Esto da lugar al Agile Sourcing. Entre dichas necesidades de escalado, se encuentra la de dotar a los proyectos ágiles de recursos suficientes para que puedan realizar sus tareas y para ello hay que acudir al mercado.
Según el informe de Outsourcing de servicios TI de 2017 (publicado por Quint Wellington Redwood), el acceso a recursos especializados es la primera razón por la que una compañía arranca nuevas iniciativas de Outsourcing. Este es un mercado en ebullición en el que el talento es escaso. Cuando se recurre al mercado para dotar a los proyectos ágiles de los recursos y conocimientos necesarios, se debe regular la relación cliente-proveedor que terminará materializándose en un contrato.
Desde nuestra experiencia, a la hora de enfrentarse a este contexto, hay que tomar en consideración 4 claves para crear un contrato realmente basado en el valor y la colaboración. De otra manera, se acabaría contratando en modalidades de “Time & Material” que a su vez generan ineficiencias y riesgos laborales.
Los contratos reflejan las expectativas de las personas y, sobre todo, sus temores. Los proyectos exitosos no nacen de los contratos, sino de relaciones basadas en la colaboración, la transparencia y la confianza. El contrato se debe utilizar como herramienta para trabajar y para protegerse de expectativas y resultados poco realistas, en particular al comienzo de un proyecto.
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